Me acabo de levantar después de un largo descanso de 12 horas, son cerca de las 11 de la mañana y me parece que he vivido menos tiempo del que debiera solo por estar durmiendo.
Voy al refrigerador a ver si hay algo que pueda comer sin tener que calentar. Ahí está, precioso y brillante como para salvar mi trágico destino de la cocina: el pastel de tres leches que compramos dos días atrás. Perfecto, eso y un vaso de leche bien fría no estaría nada mal. ¡Rico!
Me vuelvo a acostar en la cama, pero ya con buena compañía, pues el gran manjar de los refrigeradores esta conmigo. Prendo la tele.
¡Ay, ya es la 1:30! Creo que debo empezar a hacer algo de los montones de tarea que tengo pendientes. Pero que flojera...prenderé la compu...está conectada mi amiga de Taiwán y la chica de Canadá.
¡Ups, ya son las 3! Voy a prender el baño porque me tengo que ir a las 4:30, mientras leeré algo por si me preguntan en la clase, ya que no hice la tarea por estar platicando y viendo un montón de cosas en la red.
Aquí vamos...el señor baño rico me llama.
A la escuela y otra vez se me ha hecho tarde... por fin he llegado.
De nuevo a casa, el metro va más veloz de lo normal... que bien llegaré antes para dormirme temprano, es que el cansancio me mata.
Válgame, que rápido pasa el tiempo...mañana será otro día, por hoy ¡a dormir!
Fragmento del libro El primer amor de Iván Turguéniev.
"¡Oh, juventud, juventud! A ti nada te importa. Crees poseer todos los tesoros del universo, incluso la tristeza te sirve de distracción, incluso las penas te embellecen; eres engreída y osada. dices: 'Mirad, yo soy la única que vive', y sin embargo tus días corren y desaparecen sin contar, sin dejar rastro, y todo desaparece dentro de ti como la cera al sol, como la nieve... y es posible que el secreto de tu encanto consista no en la facultad de hacerlo todo, sino en la facultad de pensar que todo lo harás; consiste precisamente en que derrochas fuerzas que no sabrías emplear de ninguna otra cosa; en que cada uno de nosotros se considera seriamente un derrochador y cree seriamente que tiene el derecho de decir: ' ¡Oh! Cuánto hubiera hecho si no hubiese perdido el tiempo en vano?..."