Me encuentro pensando en como caí en esta carrera (Relaciones Internacionales) y creo que fue una escapatoria a mi verdadero deseo de estudiar artes plásticas, por simple temor a no poder con el paquete de tener que crear muchas cosas.
A pesar de todo, le he tomado cariño e interés a mi carrera. En primer lugar, por todas aquellas cosas que aprendo y que al final de cuentas son herramientas para la vida, ojo, solo son instrumentos para poder hacer algo, no estoy diciendo que sin estudios no se pueda hacer nada. Por el otro lado, me agrada poder analizar una situación en específico tomando en cuenta varios factores (cultural, social, político, económico, ecológico, etc) y no únicamente uno, eso me ha permitido ser abierta en comparación con estudiantes de otras carreras, a muchísimas posibilidades de respuesta ante un solo problema.
Otro punto que encuentro a favor de lo que estudio, es que te puedes apoyar de material extra para entender y conocer sobre algo y, eso me encanta ver películas, música, libros, pinturas; al final de cuentas no me siento tan alejada de todo aquello que me gusta.
No suelo hablar a cerca de lo mucho que me gusta mi carrera, por eso quise dedicarle una entrada en el blog. Aún no soy una experta, me faltan muchas cosas por aprender, entender y otras tantas por conservar (esta memoria). Pero sigo en el camino de la perdición de las Relaciones Internacionales (oh si).