MI OKASAN

Okasan, es la palabra japonesa que significa madre, así que ya saben a quien me refiero cuando hablo de la okasan, esa es mi querida Guada. Para quien tenga el placer de conocerla, ya se habrán dado cuenta que es una señora muy chida en muchos aspectos.

Cuando la empecé a conocer me parecía una persona muy común y corriente, he de decir que para mi era mi mamá porque debía serlo y punto, pero no porque significara más para mí. En este aspecto, yo tengo la idea de que a las personas se les quiere por lo que comparten contigo y no solo porque son tus familiares y debes sentirlo así (aunque cuando uno es niño no lo piensas así).

Cuando mi hermano y yo eramos pequeños, Guada se encargaba de cuidarnos y de irse a trabajar, digamos que siempre fue una buena madre en el aspecto de tenernos limpios, alimentarnos y todas esas cosas por las que los padres se matan toda la vida, pero nada más. Nunca platicaba con nosotros ni jugaba ni nos decía que nos quería o, al menos mi memoria pateada por los excesos y la edad no me permite recordar lo contrario.

Sin embargo, sus pequeños cachorros fuimos creciendo y adquiriendo una personalidad propia muy distinta a la de ella, a mi parecer ella era una persona medio cerradilla mentalmente. Creo que eso le sirvió demasiado para darse cuenta de que en el mundo hay personas con ideas muy diferentes y además, ser tolerante.

Actualmente, puedo decir que es mi mamá y la quiero un montón, porque ahora nos interesamos la una por la otra, por supuesto, nos peleamos y nos reímos juntas. He vivido cosas muy chidas con ella desde que se separó de Polo (mi Otosan, palabra japonesa que significa padre) hace como 7 años. Además de que es un ejemplo a seguir pues siempre ha hecho muchísimas cosas por ella misma sin necesidad de alguien más.

Tiene frases tan raras como el "estas bien chenga", a veces me dice "wey" (¿que pasa con ella?) o el muy recordado "eso ya no se levanta ni con grua" cuando le dije que quería reafirmar el trasero. Seguro alguno de ustedes también tiene algo que recordar de ella.

Guada y yo tenemos cada aventura que de acordarme me da risa, como cuando veníamos a las 2 de la mañana por 16 de septiembre y un viejito pensó que lo íbamos siguiendo y mejor se echó a correr. O cuando nos ponemos a cantar en un idioma que ni sabemos o cosas así, o nuestros bailes de la nada.

"Guada es amor también"